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La vida de Silvia Oliete es una historia de superación personal, un ejemplo de emprendimiento y humanidad que está dejando una huella perdurable a su alrededor. Fue una niña “de pequeña estatura, discreta y precisa, que ponía las manos muy bonitas”, como recuerda su profesora de ballet Berta Vallribera.

También era inquieta y poco estudiosa, razón por la cual a los trece años tuvo que abandonar la danza. Tampoco los libros lograron capturar su atención. Hasta que fortuitamente madame Brossard, una clienta del taller de coches de su padre, puso luz en su camino al sugerirle que estudiara estética. En la academia Jean D’Estrées encontró su verdadera vocación:  la belleza. Desde entonces ha dedicado su vida profesional a cuidar a la mujer, su principal cliente, con la mejor tecnología y productos del mercado, gracias a alianzas con las principales marcas de cosmética.

Blauceldona es la empresa con la que ha dado a conocer la singular calidad de sus servicios, en especial el masaje de remonte, o de autor, que lleva su sello más personal. En él, sus manos de bailarina, ágiles y expresivas recorren rostros con la misma delicadeza y elegancia que mostraba al bailar cuando era una niña. Tras casi treinta años de dedicación, su público y el sector la aplaude con la fidelidad y numerosos reconocimientos a su labor como facialista. Actualmente, Silvia Oliete es una marca registrada, con una completa línea de cosméticos que vende en sus tres centros, además de su tienda en línea para llegar más allá de nuestras fronteras, donde también celebran sus éxitos.